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viernes, 12 de septiembre de 2014

Finlandia, ardillas y otra fauna

Antes de poner el pie en Finlandia, y esto es literal ya que es en el avión donde te das cuenta, ves que la naturaleza esta "ahí mismo", justo debajo de ti. Naturaleza de verdad, de la que sale en las películas con sus lagos, sus bosques infinitos, arboles que tocan el cielo y demás.

Me encanta prepararme bien los viajes, buscar en internet, comprar varias guías, etc así que ya tenia una idea de las cosas que quería ver y una de ellas era Seurasaari.
Seurasaari es una isla a quince minutos escasos del centro de Helsinki, mas adelante publicare otra entrada con mas detenimiento pero me ha parecido que seria una forma amena de empezar el blog hablando de animalillos que a casi todo el mundo le gustan.

Pues bien, ya había leído que la gente cuando va a Seurasaari les da de comer a las ardillas asi que ni corta ni perezosa compre un paquetito de avellanas y lo metí en la maleta camino de Helsinki.
Pensaba que nada mas llegar y sacar el paquete, un montón de adorables animalitos peludos se me tirarían encima....pero no.
Empezamos a caminar por sitios como este


Y con vistas como esta



Por alli no se veia ninguna ardilla y estaba empezando a pensar que las avellanas me las tendria que comer yo, cuando doblamos un recodo y vimos a una correteando; saque rapidamente el paquete y me tire al suelo llamando a la ardilla como si fuera un perro y creyendo que vendria ( aqui se notan mis raices de ciudad ), como podeis imaginar la ardilla paso de mi, yo me desilusioné y el hombre de la casa empezó a decirme que con los animales habia que tener paciencia.

El siguiente paso fué dispersar algunas avellanas para que el animalillo las viera y, ¡por fin¡ se acerco y cogió una.
Una ardilla preciosa con una cola enorme, mullida y esponjosa y que movia su hociquillo mientras comia, aqui podeis ver a la interfecta.


Fue muy emocionante ver como volvía un par de veces a por mas, pero os aviso, no se os van a subir a la mano a comer, son mas bien timidas asi que armaros de paciencia. Yo no tuve mucha, lo reconozco.

Dejamos a las ardillas y seguimos avanzando, llegamos a una zona donde los arboles estaban cuajados de casitas para pajaros pero ninguno a la vista hasta que te acercas, fue poner un pie en ¨su¨ zona y llegaron a bandadas.

A mi me dan miedo los pajaros, si, es un miedo irracional pero es asi, puedo verlos de lejos y me parecen muy monos pero no me gusta que se acerquen, asi que cuando vi como se ponia la cosa me aleje y le di al hombre de la casa la bolsa de las avellanas, no contaba con que al sacar la bolsa uno de ellos se me pondria delante de la cara para que viera bien que estaba alli y que queria su desayuno; el grito que pegué del susto hizo que saliera volando, nunca mejor dicho.

Ni corto ni perezoso, se puso a darles de comer y estos desvergonzados se posaban en su mano.

Asi que ya veís, para las ardillas, paciencia, y para los pajaros...bueno, una buena bolsa de frutos secos y que os vean.

¡Un saludo a todos¡




5 comentarios:

  1. ¡Te deseo muy buena suerte con tu blog! Un saludo desde Moscú

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    1. Ooohhh!!! Que ilusion!! Mi primer comentario!!
      Muchas gracias!!!

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  2. Mira a Miguel, si es el encantador de pájaros! <3

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  3. No veas como se ponían, si te descuidas te arrancan los dedos...

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  4. Jejeje, nosotros cuando fuimos tuvimos más suerte, tal vez porque aquel año había nevado mucho, puede que tuviesen hambre (la profesora de mi primogénito dice que las ardillas esconden su comida en Verano y en Otoño pero que luego, en Invierno, no recuerdan donde la escondieron), tal vez fue simplemente suerte, pero mis pollos si que consiguieron que comiesen (nueces) de su mano. ¡qué ilusión!. Yo ni lo intenté, no tengo tanta paciencia como ellos.

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